miércoles, 22 de junio de 2011

Un recuerdo, un sueño... una realidad

Durante aquel día intenté saciarme de su aroma, de su dulzura… de modo que mis recuerdos lograran burlar a mis sentidos acortando la distancia, anulando la ausencia, mientras me mirabas como quién quiere retener aquella imagen en su mente…


Pero quién sabe lo que sucederá… las personas caminamos por esta vida sin saber
qué le depara a la vuelta de la esquina…

Como quién mira una luz al final del túnel, sonaron sus palabras… todo va a estar bien…

No sabemos cuando alguien pasará a tomar un papel protagónico
en la obra de nuestra vida…

 

Ninguno de los dos sabíamos cómo habíamos llegado hasta ese momento, si al principio la lucha legendaria entre perros y gatos nos quedaba corta, un aire de hostilidad se respiraba en el ambiente…

Lo impredecible de la vida es quizá lo que la hace emocionante… la falta de control
de las cosas que pueden sobrevenir, es quizá lo que más temor nos da…
 
En mi memoria, una casa antigua iluminada por el espectacular sol quiteño, radiante, intenso… una dulce brisa que refrescaba mientras sus brazos me rodeaban y lleno de emoción me hablaba de sus recuerdos… Sentados de un sillón viejo que me recordó al comedor antiguo de mis abuelos…

Hoy no estás, sin embargo te encuentro en mis pensamientos,
 en el aire que respiro, en los lugares por los que camino… y pienso
que nunca me habría imaginado…
 recorrer de tu brazo las calles quiteñas que tanto amo.

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